miércoles, 9 de diciembre de 2009

DEPENDENCIA INDEPENDIENTE




Consultores y formadores…tanto monta, monta tanto. Eso somos.
Formamos personas con el objetivo de convertir las oportunidades que brinda la sociedad en realidades profesionales. Nuevos mercados, nuevos retos.
Hoy en día, en este tan manido siglo XXI, muchos de los viejos esquemas sociales ya no sirven. Y posiblemente sea en la tercera edad donde más radicalmente hayan cambiado. Hasta ayer, toda persona “mayor” en la más amplia extensión conceptual que pueda tener la palabra, si tenía hijos, prácticamente se garantizaba el cuidado y la atención hasta el fin de sus días. Desde hoy, y puesto que somos europeos, hemos asumido usos y costumbres ya asentadas en ese marco comunitario al que pertenecemos. El devenir laboral, la incorporación de la mujer al trabajo, la propia evolución socio-cultural, les han dejado a nuestros mayores sin ese espacio en los hogares de sus hijos, que casi por derecho, tenían en propiedad cuando envejecían. A cambio, en este nuevo orden, nacen dos alternativas: Residencias para la Tercera Edad y Centros de Día. Paralelamente a ellas, la necesidad de profesionales que desempeñen ocupaciones de nuevo cuño: auxiliares de enfermería en geriatría y auxiliares de ayuda a domicilio.
Entre nuestras áreas de formación, la socio-sanitaria tiene un lugar de privilegio. Varios son ya los años que llevamos en la enseñanza de cuidadores profesionales. Nuestro objetivo es dotarles del conocimiento profesional necesario, pero sobretodo, incidimos en las conductas que el alumno será capaz de llevar a cabo al final del período formativo. Nos centramos en sus aptitudes y en sus actitudes, desde la responsabilidad ética y moral. Los colectivos que formamos vienen a nosotros demandando trabajo y estima; desde la humildad, procuramos darles ambos. Porque van a ser los que se ocupen hoy de nuestros mayores, pero mañana, seguramente se van a ocupar de algunos de nosotros, momento tan cercano, como lejano nos parece ahora. Les inculcamos el aprendizaje de la vejez, para poder rejuvenecer vidas; conocimientos que se transmiten algunos, de cabeza a cabeza, y los más, de corazón a corazón.
Nacemos dependientes, crecemos independientes y envejecemos dependiendo. Hagámoslo con conocimiento.

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